lunes, 4 de julio de 2011

Corré que no te espío!

Alguien me dijo una vez que "Amar a alguien nunca es garantía de que te amará de vuelta". La primera vez que escuché esa frase pensé que no podía estar mejor expresada. Uno no decide a quién amar, pero paradójicamente, tampoco podemos decidir quién va a enamorarse de nosotros, por más que lo intentemos. No es un contrato, ni un negocio.

El 21 de Julio van a cumplirse 4 años desde el día que te vi, te saludé, te toqué, te besé y todo por primera vez. Desde ese día te amo. No sé como dejar de hacerlo. Aprendí que no se trata solamente de darse y entregarse. Aprendí que eso pasa por dentro y que te pasa una sola vez y que es tan fuerte que, por más distante que esté de la persona que amo, esa huella me va a marcar para siempre. Que no se trata de resignarse, que no es simplemente avanzar. Aprendí que no se supera lo que se ama, porque lo que se ama no es un problema, es un sentimiento. Los sentimientos no se esconden ni se actúan. Los sentimientos nacen y afloran.

Cuando yo pienso en vos, tiemblo. Y hay gente que dice que brillo, y yo les creo. 

Cuando miro para atrás y me acuerdo de lo que vivimos, lloro. Y lloro por la ilusión de haberte creído para mi. Lloro por lo lindo que fue y por lo lindo que parecía que iba a ser en el futuro. Lloro por la bronca que me nace al saber que ya no está más y que tampoco va a estar. Lloro porque tengo que hacer de cuenta que no sentí nada. Lloro por las veces que te amé y me amaste y nos reimos. Y lloro por las veces que te traicioné y por las veces que me traicionaste. Lloro porque me siento defraudada y cansada y porque no puedo dejar de sentir todo esto, porque eso no se elige.

El llanto no demuestra nada más allá del carácter de las personas o de su temperamento. El llanto no siempre demuestra cobardía, ni fortaleza, ni hombría ni mucho menos dolor. Entonces el llanto no significa nada más que una forma de expresar sentimientos. 
Mi manera de demostrar mis sentimientos, además, es dejándolos en claro, contarlos, gritarlos y si hace falta, escribiéndolos en mil carteles enormes o cartas diminutas. 
Y ni siquiera así a veces da resultado. Porque el amor no depende de eso.


Encontré la forma, indirectamente, de no volver a estar cerca tuyo hace casi 6 meses exactos.


Nada en mi cambió.


Por un momento lo único que había tratado era que me llames por teléfono. Para mi, estúpidamente, esa iba a ser la prueba de que realmente me amabas. Gracias por no hacerlo.
Desde que te dejé en Salta pienso a menudo en cómo sería el día en que vengas a decirme que no me querés como antes y que estás bien solo. Te imaginé contándome de tus nuevas chicas y de cómo son tus días sin mi.
Fue un error mío.
Por pensar en eso siempre, me pasé los días esperándolo.

Nunca me di cuenta que no hacía falta que me lo digas, que así como a mi me nacen los miles de sentimientos a vos y al resto de las personas le nacen otros y uno sigue el rumbo de la vida según eso. 

No entiendo por qué yo sigo esperando que me digas con todas las palabras "Todo terminó", si claramente hace rato que terminó.

Que me extrañes, me trates bien, te preocupes por mi a la distancia, me preguntes por mis cosas o te intereses por mi presente, no tiene por qué significar algo más que eso. 
Me costó entenderlo. Me volvían las dudas de por qué yo no merezco esto o lo otro, por qué lo aguanto, por qué no soy suficiente, por qué no me cuenta, por qué no me explica, por qué, por qué, por qué y no entendía por qué volvía a sentir esa angustia, si ya no eras mío, si siempre fuiste tuyo. 

Me costó mucho. Pero lo entendí. 
Nunca más vamos a estar juntos, entonces creo que debería dejarte ir.






1 comentario:

  1. SI LLORAS PÒR HABER PERDIDO EL SOL LAS LAGRIMAS NO TE DEJARAN VER LAS ESTRELLAS!!!...

    ResponderEliminar