domingo, 14 de octubre de 2012

El Chaco

Yo me acuerdo del día que llegaste, el pechito pelado y las alas cortitas. Me senté a jugar con vos en el piso del fondo y escuché decir a mi padrino: "Y por qué no le ponen de nombre Chaco?", para ese entonces yo tenía 5 años pero escuchar tu "ccacacarararacacacararararacacacararara" cada vez que comías tu polenta, hizo de esas tardes un recuerdo imborrable para mí.

Has crecido a mi lado, Chaco. Me has gritado, me has llamado "VIC-TO-RRIA", te has reido de mí cuando era chica y lloraba y vos me acompañabas con un "buuuuuuuuu, buuuuuuuu" burlón, me has bailado, me has cantado, me has saludado todos los días y nunca, ni una sola vez, me has mordido cuando te di comida en la boca.

A papá lo compraste para siempre con el silbido compañero, pero además con la complicidad que los hacía decirse: - Hola bebé, hola Chaquito. A lo cual respondías ronco, bajito y mimoso con un: - Hola papá
Y a mamá? A ella le silbabas el himno brasilero, sólo vos y ella lo sabían y la enorgullecías. Y Marina te peleaba, si, pero ella te quería muchísimo, la hubieras dejado que te haga mas cariño del que te hizo!!

Ya no sé qué voy a hacer con el marlo del choclo o los carozos de manzana. Los arrayanes este año volvieron a dar frutos sólo para vos y se quedaron sin destinatario. Mil gorriones perdieron su plato de comida que vos, generoso, les convidabas. Te quiero silbar, te quiero hablar y cantar mientras cocino a la mañana. Quiero aplaudir tu "pruebita" una vez más. Te has llevado con vos 20 años de mi amor y yo no sé cómo llenar tanto hueco.

Algún día te voy a encontrar, mi Chaquito, mi bebé. Y sé que al llegar te vas a acercar y me vas a decir:
- ¿Qué pasa?
A lo que voy a responder estirándote mi dedo y diciéndote: Cariñito, cariñito, cariñito.


No hay comentarios:

Publicar un comentario